Comenzó a hacer fotos a sus 49 años, su obra fotográfica significó un antes y después en la historia de la fotografía.
El hecho de ser mujer y el hecho de dar la espalda a las reglas técnicas que prevalecían en el mundo de la fotografía en la 2da mitad del siglo 19 significó para ella la falta de reconocimiento como artista y como fotógrafa. Sin embargo, hoy en día es imposible hablar de arte y fotografía sin mencionarla, nos referimos a Julia Margaret Cameron.
Julia Cameron nació en Calcuta, India en 1815 en el seno de una familia de 10 hermanos y cuyo padre era un oficial escocés que trabajaba para la compañía británica de las Indias Orientales. Fue en la India dónde conoció a su marido, 20 años mayor que ella y poseedor de una gran fortuna. Ya en Inglaterra y a la edad de 49 años una de sus hijas le regala una cámara fotográfica de madera. Cameron, que contaba con la ventaja del tiempo libre que permitía la vida aristocrática, supo sacarle provecho.
Para darnos una idea del medio social e intelectual en el cual se movía Cameron, basta mencionar que su sobrina nieta fue la escritora Virginia Wolf y que quién le enseñó el uso de la cámara fotográfica fue Lewis Carroll, el autor de “Alicia en el país de las maravillas», que era un aficionado a la fotografía.
Hablemos ahora de cuál era el contexto de ese entonces. En 1839 la asamblea francesa compraba la patente de la cámara de Daguerre y la donaba a la humanidad. A partir de este momento la tecnología fotográfica evoluciona muy rápido y para 1863, cuando Cameron recibe su cámara, la tecnología del colodión húmedo que eran cámaras de placas de vidrio, ya era la tecnología reinante. A pesar de esto era una tecnología que no estaba al alcance de todos. En este momento triunfaban los fotógrafos de retratos, cómo Nadar que poseía un enorme estudio en París y por el que pasaron los miembros de la burguesía de ese entonces o como Disderí, quién sería el inventor de la cartes du visite, y un teórico de la fotografía. En su libro El Arte de la Fotografía de 1862, señala que para que un retrato fotográfico pueda ser considerado con valor artístico ha de cumplir con los siguientes elementos: – Fisonomía agradable, – Nitidez general (nada de juegos de luces y sombras), – Proporciones naturales, – Detalles en los oscuros, y – Belleza. Es decir, la fotografía no era en ese entonces considerada un arte sino una técnica con reglas que aseguraban un resultado óptimo.
Es en este contexto dónde Cameron realiza sus fotografías, qué podemos dividir en dos períodos. El primero fue un momento de retratos, en el cual fotografía a su círculo social más allegado, donde hay grandes científicos y escritores de la época como Charles Darwin o el escritor Henry Taylor . Su primer fotografía con éxito fue de una niña y a esta primer fotografía bien tituló «Annie mi primer suceso».
En el segundo período, es dónde realiza fotografías de temas históricos, mitológicos, alegorías poéticas y religiosas. Ella estaba fascinada por el arte del renacimiento y esta fascinación la transmitía en sus fotografías. Ella misma preparaba los químicos, las placas, escogía la luz y arreglaba la vestimenta o cabellos de sus modelos. Como atrezzo usaba simples telas.
Su fotografía se diferenciaba por escoger un primer plano a diferencia de los planos de cuerpo entero propios de la época, pero se diferenciaba más aún por no hacer caso a las reglas fotográficas del momento. Adrede buscaba un desenfoque en sus imágenes. Probó lentes poco precisos, trabajaba el desenfoque creativo e incluso la inserción de una lámina de vidrio entre el negativo y el papel sensible a la luz en el momento de la impresión para obtener así una imagen borrosa. Por este enfoque liviano, muy poco cuidado, fue rechazada por la London Photographic Society.
En Cameron primaba el interés por transmitir las emociones y expresiones de sus modelos. Rechazaba la idea de que la cámara era un objeto sólo para documentar en vez de para crear arte. Fue sin lugar a duda la antecesora de la corriente pictorialista de fines del siglo 19 principios del 20.
Mientras vivía recibió muchas críticas, podemos mencionar las siguientes:
«…Su trabajo posee un cierto aire artístico que reclama atención y admiración por lo sugestivo, y hace que sus fallas sean tanto más lamentables […] admitiendo por un momento la excelencia artística sentimos que se ha de protestar por las deficiencias técnicas. Las sugerencias de belleza en estas fotografías únicamente hacen más triste el desprecio a la excelencia técnica.»
The Photographic News, 18 November 1870, editorial.
«…la autora de estos retratos expresa más un sentimiento que una habilidad fotográfica…»”
The British Journal of Photography, 22 September 1876, p. 453”
A pesar de estas críticas Julia Cameron se convertiría en pionera y en una gran fuente de inspiración para todos aquellos que consideramos la fotografía como un arte.
Para finalizar me gustaría citar las palabras de la propia Julia Margaret Cameron:
«Aspiro a ennoblecer la fotografía, a darle el tenor y los usos propios de las Bellas Artes, combinando lo real y lo ideal, sin que la devoción por la poesía y la belleza sacrifique en nada la verdad. »
Julia Margaret Cameron
